Introducción a las casas astrológicas

El signo que ocupa un planeta nos dice cómo expresamos, quiénes somos y lo que somos; las casas explican las condiciones y áreas de nuestra vida en las que se produce esa expresión. Sin ellas, sólo tenemos parte de la imagen. Por eso el momento del nacimiento es tan importante para dibujar una carta astral; el momento en que se nace personaliza la carta. De otro modo todo lo que sabemos son los signos de los planetas que estaban elevándose o poniéndose el día del nacimiento.
Si empezamos por el ascendente, cada casa cae dentro de un signo en particular. Y ese signo está gobernado por un planeta en concreto, que rige la casa. El planeta que rige la casa ejerce una influencia arquetí­pica en los asuntos de esa casa, que podemos interpretar como características psicológicas o de la personalidad. En la carta de la figura, Tauro está en el ascendente y por ello rige la primera casa del Yo. Puesto que Tauro está gobernado por Venus, eso significa que todo lo relacionado con la primera casa se centra en la estética, la sociabilidad, las relaciones y los gustos en arte y en literatura.
En la misma carta, la segunda casa del dinero y de las preocupaciones materiales cae en Géminis, regido por Mercurio. Todo lo que tenga que ver con los asuntos de la segunda casa va a ser coloreado por la comunicación y la versatilidad, las características de Géminis y Mercurio.
Las casas se clasifican en tres tipos. Las casas angulares son la primera, la cuarta, la séptima y la décima. Las casas sucedentes son los números dos, cinco, ocho y once. Las casas candentes son la tres, la seis, la nueve y la doce.
En astrología tradicional, las casas angulares indican acción y los planetas situados en esas casas le motivan a la acción. Las casas sucedentes tienden a ser vistas como casas de recursos, las cosas que estabili­zan nuestra vida. Las casas candentes representan la diversificación.
Pero no todos los astrólogos están de acuerdo con estas visiones tradicionales de los tipos de casas.
Por ejemplo, el astrólogo Robert Hand, cree que estas clasificaciones están desfasadas. Él agrupa las casas de tres en tres. En su sistema, las casas uno, cinco y nueve son las casas personales. Las casas dos, seis y diez son las casas prácticas. Las casas tres, siete y once son las sociales. Y las casas cuatro, ocho y doce son las inconscientes.
Cuanto más profundice en su propia carta y en las cartas de su familia y amigos, más desarrollará sus propias opiniones sobre lo que las casas significan y cómo deben agruparse. Pero por ahora, siga los significados tradicionales.

Qué representan las casas

En general, los astrólogos están de acuerdo en que las casas representan esferas de actividad, de experiencia, de acción, y las áreas de la vida donde impacta la posición de los planetas. Pero no están tan de acuerdo en la división de las casas.
Como afirma Robert Hand, «Al menos un autor moderno ha propuesto un sistema de veinticuatro casas. y el astrólogo sideral irlandés Cyril Fagan ha desenterrado antiguas referencias al oktotopos, una división en ocho partes numeradas en el sentido de las agujas del reloj contando desde el ascendente, en lugar de contar en el sentido contrario a las agujas del reloj como hacemos ahora». La situación se torna pantanosa cuando estudiamos las tradiciones griegas de la antigüedad o la moderna astrología hindú.
El truco es trabajar con los significados tradicionales y luego permitir que la intuición nos guíe. Puede descubrir, por ejemplo, que interpreta la madre en la casa décima y el padre en la cuarta; o que en el horoscopo de un hombre, la madre está en la cuarta, pero para una mujer, es el padre el que está en la casa cuarta. Debe desarrollar un sistema que le funcione, estudiando primero su propia carta. Si opera desde la premisa de que el alma elige todas las facetas de las circunstancias en las cuales nacer, entonces la carta astral se convierte en la voz del alma que le está hablando.

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