Los tránsitos Neptuno Luna

La Luna natal simboliza las respuestas emocionales del individuo. Indica cómo nos preocupamos y cómo cuidamos aquello que amamos. Puede reflejar la forma en que respondemos ante la imagen de nuestra madre, así como lo que hemos aprendido de ésta. También puede indicar cómo reaccionamos ante la vida que nos rodea. Estas reacciones pueden incluir desde la forma en cómo nos sentimos con respecto a un ser amado, hasta la forma en que actuamos con respecto a la política, a la música, a la poesía, etc.
Cuando, por tránsito, Neptuno activa nuestra Luna natal, disponemos de unos cuatro o cinco años para considerar de qué forma vamos a cambiar nuestra sensibilidad. Nuestras necesidades emocionales pueden variar y, en este aspecto, podemos llegar a sentirnos realmente muy vulnerables.
La conjunción, la cuadratura o la oposición son los aspectos más complicados pero, con los trígonos, también suelen tener lugar experiencias muy interesantes. Durante este período es muy probable que el sujeto pueda llegar a experimentar extrañas pérdidas. Normalmente, éstas no suelen tener lugar hasta que el aspecto no ha llegado a formar un orbe de tres grados. Creo que lograríamos alejarnos de estos desastres si comprendiéramos mejor la clave del tránsito, ya que la pérdida o la muerte de nuestros seres queridos no es la única forma que existe para que podamos aprender algo más sobre el amor.
Por algún extraño motivo, durante los tránsitos inarmónicos, siempre se tiende a experimentar un tipo u otro de aflicción emocional. Bajo este tránsito, siempre suele tener lugar algún tipo de pérdida insidiosa o poco convencional; una sobredosis de drogas, una muerte en circunstancias poco claras, el extraño final de una relación (no del tipo no convencional característico de Urano, sino más bien provocada por una reacción a los fármacos, una enfermedad no diagnosticada, una infección repentina, un hecho que tiene lugar entre dos personas y que acaba con una relación, etc.). El efecto Maya del tránsito de Neptuno entra en juego. Durante un tránsito de Neptuno nos vemos constantemente sumidos en un mundo de ilusiones.
Hablando en términos filosóficos, creamos nuestro propio mundo y aquello que esperamos conseguir. Neptuno nos aporta una nube de irrealidades. En otras palabras, no prestamos ninguna atención a la Madre Naturaleza; creamos nuestros propios ideales y, probablemente, también nuestro propio mundo. Si a esto le añadimos los anuncios publicitarios de alguna avenida y la visión de algunas películas de Hollywood, no resultará de extrañar que muchas personas crean en el concepto de que la vida real se halla recubierta por un fino velo de gasa y encajes y por una belleza sobrenatural, así como por la sangre y la brutalidad de la violencia.
En ambos casos, el equilibrio se pierde y nuestra naturaleza emocional no tiene más remedio que apoyarse en unos cimientos realmente inestables.
El tránsito de Neptuno es un instrumento para que podamos modificar nuestras reacciones. La base de nuestras reacciones emocionales se estableció durante nuestra infancia y ahora ha llegado el momento de cambiarla. Éste es un excelente período para que profundicemos tanto en las impresiones como en las imágenes de nuestra infancia. Aunque puede resultarnos algo difícil porque, quizás, también podamos empeñarnos en perseguir unas fantasías y unos objetivos muy poco reales. Es posible que nos involucremos con un tipo de personas cuyos propósitos no veamos demasiado claros, puesto que la nube del engaño se cierne sobre nosotros. Podemos sentirnos algo decaídos y como si nos faltase la energía. Algunas personas se sienten tan inseguras de sí mismas que evitan cualquier tipo de relación amorosa porque tienen miedo de no escoger la pareja adecuada. Algunas emprenden unas relaciones basadas principalmente en sus propias fantasías. Y, otras, se involucran en relaciones que excluyen el sexo porque consideran que éste no es lo bastante espiritual.
Como consecuencia de este tránsito y, hagamos lo que hagamos, está claro que cambiaremos. No hay duda de que nuestros conceptos e ideas, nuestras ilusiones y desengaños, y nuestros sentimientos con respecto al amor, así como el amor impersonal o platónico, aparecerán al final de este tránsito.

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