A menudo, las inocentadas resultan graciosas para todos menos para quienes las sufren.
Si somos nosotros quienes las hacemos, debemos entender que nos consideramos superiores a las víctimas.
Si nos las hacen, en cambio, serán señal de que nos sentimos menos inteligentes que los demás y deberíamos trabajar la autoestima.
Si somos nosotros quienes las hacemos, debemos entender que nos consideramos superiores a las víctimas.
Si nos las hacen, en cambio, serán señal de que nos sentimos menos inteligentes que los demás y deberíamos trabajar la autoestima.