Para Sigmund Freud, la llave era símbolo fálico, de modo que si el sueño es erótico, debe entenderse como producto de una excitación sexual momentánea.
Los ocultistas, por el contrario, siempre han visto en la llave un símbolo de iniciación, de apertura del espíritu hacia una realidad superior.
Por ello, su presencia en sueños debe entenderse como una posibilidad de elevación espiritual, de integración interior.
La pérdida de las llaves, sobre todo si está acompañada por un sentimiento de angustia y el sueño es masculino, debe interpretarse como complejo de castración, entendiendo ésta como una disminución del impulso sexual o un mal desempeño en las relaciones íntimas.
Si el sueño es femenino, en cambio, puede simbolizar insatisfacción sexual o mal entendimiento con la pareja.
Los ocultistas, por el contrario, siempre han visto en la llave un símbolo de iniciación, de apertura del espíritu hacia una realidad superior.
Por ello, su presencia en sueños debe entenderse como una posibilidad de elevación espiritual, de integración interior.
La pérdida de las llaves, sobre todo si está acompañada por un sentimiento de angustia y el sueño es masculino, debe interpretarse como complejo de castración, entendiendo ésta como una disminución del impulso sexual o un mal desempeño en las relaciones íntimas.
Si el sueño es femenino, en cambio, puede simbolizar insatisfacción sexual o mal entendimiento con la pareja.