La Luna es uno de los símbolos más complejos, ya que a través de la historia ha tenido muy diversas significaciones.
En primer lugar, se relaciona con el mundo femenino, ya sea por la duración de su ciclo medio que coincide con el menstrual, como por su contraposición al Sol, que es un símbolo netamente masculino.
Desde esta perspectiva, la aparición de la Luna en un sueño masculino puede representar a la mujer amada. Su relación directa con las mareas la vincula al mundo emocional, de manera que su luz, sobre todo si ilumina el campo, puede entenderse como una señal de que nuestras emociones están en calma.
Las diferentes fases muestran otros aspectos de nuestro presente: la Luna llena indica plenitud, satisfacción, regocijo interior; el cuarto menguante, temor al futuro, miedos imprecisos, falta de confianza en nosotros mismos; el cuarto creciente, en cambio, indica optimismo y confianza en lo que nos toque vivir; la Luna nueva, que no se ve, señala que necesitamos una guía espiritual, que nos sentimos perdidos.
En primer lugar, se relaciona con el mundo femenino, ya sea por la duración de su ciclo medio que coincide con el menstrual, como por su contraposición al Sol, que es un símbolo netamente masculino.
Desde esta perspectiva, la aparición de la Luna en un sueño masculino puede representar a la mujer amada. Su relación directa con las mareas la vincula al mundo emocional, de manera que su luz, sobre todo si ilumina el campo, puede entenderse como una señal de que nuestras emociones están en calma.
Las diferentes fases muestran otros aspectos de nuestro presente: la Luna llena indica plenitud, satisfacción, regocijo interior; el cuarto menguante, temor al futuro, miedos imprecisos, falta de confianza en nosotros mismos; el cuarto creciente, en cambio, indica optimismo y confianza en lo que nos toque vivir; la Luna nueva, que no se ve, señala que necesitamos una guía espiritual, que nos sentimos perdidos.