Los muñecos accionados por otras personas simbolizan a quienes se dejan dominar fácilmente.
Si somos nosotros quienes los manejamos, es señal de que tenemos a una persona bajo nuestro control, aun sin quererlo. Esta situación, en el fondo, nos produce un profundo sentimiento de soledad y ansiamos que nuestra «marioneta» se rebele.
Si los controla otra persona, en cambio, es a nosotros a quienes alguien domina, en cuyo caso debemos tener en cuenta los sentimientos que esta situación nos suscita.
Si son angustiosos, es señal de que no sabemos cómo liberarnos; si son de alegría o de serenidad, indica que en cualquier momento podemos invertir la situación, que en el fondo por comodidad, permitimos que sea la otra persona quien lleve las riendas aunque nunca perdemos de vista nuestro propio criterio.
Si somos nosotros quienes los manejamos, es señal de que tenemos a una persona bajo nuestro control, aun sin quererlo. Esta situación, en el fondo, nos produce un profundo sentimiento de soledad y ansiamos que nuestra «marioneta» se rebele.
Si los controla otra persona, en cambio, es a nosotros a quienes alguien domina, en cuyo caso debemos tener en cuenta los sentimientos que esta situación nos suscita.
Si son angustiosos, es señal de que no sabemos cómo liberarnos; si son de alegría o de serenidad, indica que en cualquier momento podemos invertir la situación, que en el fondo por comodidad, permitimos que sea la otra persona quien lleve las riendas aunque nunca perdemos de vista nuestro propio criterio.