El planeta acumula la deuda kármica de todos sus habitantes y la libera a través de la Naturaleza en terremotos, tempestades, maremotos, derrumbes, etc.
Muchas veces los seres humanos mueren sin haber saldado su deuda kármica o sin haber cobrado el bien que han hecho.
Para tener la oportunidad de ello, es que existe la reencarnación. Cuando encontramos personas bondadosas, inteligentes, que están viviendo una situación de aparente injusticia o desventaja, tendemos a creer que Dios es injusto.
En realidad, esas personas que tienen muy mala suerte, están pagando sus errores de vidas anteriores.
Las personas que tienen una deuda kármica entre sí se encontrarán tantas veces en una misma vida o en otras, hasta que la resuelvan.
Esta es la razón por la que cuando conocemos a alguien, a veces experimentamos atracción o rechazo sin saber por qué; o nos parece que lo conocemos desde antes.
Cuando tomamos conciencia de la forma en que opera la ley y dejamos de enfrentarnos a Dios y quejarnos de nuestros males; nos es dada la asistencia de los Planos Superiores.