La numerología es una herramienta para conectarnos con la armonía del universo. Los números son los conceptos más cercanos a la perfección a los que el ser humano ha podido llegar. Desde el momento en que los primeros hombres contemplaron con asombro la naturaleza y la gran bóveda estelar que los rodeaba, los números entraron en su conciencia. Todas las civilizaciones antiguas intuyeron que en el universo regía un orden inalterable, que trasciende, inclusive, a los más intensos cambios que se producen a nivel terrestre. Pase lo que pase, los astros girarán en su órbita y volverán al punto de partida en un ciclo preciso de tiempo. La Luna crecerá, iluminará el planeta con su redondez, para luego menguar hasta su desaparición; lo hará cada siete días sin alterar su ciclo. En las hojas de los árboles, en los diseños de la piel de las diferentes especies animales, en la disposición de los pétalos de las flores, los antiguos científicos o sabios descubrieron los principios fundamentales de la geometría actual.
Así, intuyeron que si llegaban al conocimiento de la poderosa y mágica fuerza que se encuentra detrás de los ciclos de la naturaleza y las distintas formas animales, vegetales, y minerales se acercarían al enigma de la Creación, a los misterios del cuerpo y el espíritu, y podrían obtener las respuestas a los propios dilemas de los seres humanos.
Develar los interrogantes de Dios y del alma fue el motor de los primeros matemáticos. Fueron ellos quienes por primera vez relacionaron al hombre con lo divino mediante los números. A partir de descubrimientos como la música de las esferas y la proporción áurea, reconocieron que un mismo orden sostiene tanto al hombre como al cosmos.
Desde su aparición, la numerología se ha dedicado a la búsqueda de la armonía del ser humano, de su conexión con el espíritu y de su capacidad de canalizar sus energías hacia logros concretos y terrenales. La numerología es una invitación a abrir las puertas del corazón a la magia infinita del universo del que somos parte.