Capricornio la voluntad y el deber

Al captar de manera espontánea la existencia de leyes precisas que rigen la realidad, surge conjuntamente en este ascético nativo la conciencia de sus propios límites y los de la realidad misma.
Está tan familiarizado con sus propias limitaciones humanas que podría decirse que Capricornio es, en sí mismo, un límite, un borde de la realidad.
Quizá sea justamente el tipo de relación que cada Capricornio establece con los límites, lo que determine el grado de desarrollo personal de estos nativos.
Pero en términos generales, ningún hijo del frío Saturno escapa del deseo de desafiarlos una y otra vez para lograr ir cada vez un poco más alto en el camino de su vida.
Como para la cabra de montaña que no ceja ante ningún obstáculo en su afán de alcanzar las altas cimas, para el Capricornio la vida carecería de sentido si no se viera obligado a probarse una y otra vez su capacidad de vencer las más duras dificultades.
La sintonía natural con el límite sumada a una percepción de la vida como un proceso temporal y evolutivo, determinan que en el alma del Capricornio anide una fuerte sensación de que para algo las cosas son de una determinada manera y no de otra.
Si esto es así, su propia vida debe ser para algo y por lo tanto debe ser vivida con responsabilidad y voluntad de mejorar cada vez más.
La voluntad de hacer capricorniana se superpone en gran medida con un sentimiento de obligación, de deber social. Y es esta voluntad de hacer orientada hacia una meta precisa la que le ha dado la no tan injusta fama de ser el más ambicioso signo del Zodíaco.

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