Tanto la posición como el signo del Neptuno natal nos explica cómo soñamos, qué soñamos ser, qué soñamos hacer, qué es lo que no queremos reconocer, o de qué forma nuestras ilusiones, fantasías e ideas creativas pueden llegar a afectar nuestras vidas. Cuando Júpiter entra en acción por tránsito, los aspectos inarmónicos (conjunción, oposición o cuadratura) serán los que ejerzan una mayor influencia en nuestra evolución. Júpiter aporta expansividad y una actitud despreocupada. Nuestra capacidad para relacionarnos dominará nuestros sueños. Probablemente no percibamos la realidad tal y como lo hacen aquellos que nos rodean, tenderemos a dejarnos llevar por las fantasías y a perseguir un ideal muy difícil o imposible de alcanzar; también podremos enamorarnos del amor, así como mostrarnos totalmente ciegos con respecto a aquello que necesitamos hacer.
Por ejemplo, una dienta mía tiene una cuadratura Luna-Neptuno en su carta astral y cada vez que Júpiter activa esta cuadratura, por tránsito, ella se enamora. Se relaciona con hombres que no poseen un verdadero interés por ella. Durante el tránsito, se destapa emocionalmente, pero cuando éste acaba, vuelve a aterrizar en la Tierra, y casi siempre, de una forma bastante brusca.
Al aprender a convivir con esta energía, ha conseguido mostrarse algo más reacia a la hora de emprender una relación durante alguno de sus períodos más conflictivos, puesto que su experiencia le ha demostrado que estos períodos le resultaban muy poco satisfactorios. Ahora prefiere esperar a relacionarse con alguien al que pueda ver mejor, sobre todo cuando no existen aspectos entre su Luna y su Neptuno.
El único tránsito que puede aportar algún sentido a sus relaciones es el de Saturno y este tránsito conllevará toda una serie de problemas diferentes. Si no podemos superar un tránsito importante, tal y como dijo Jung en una ocasión, al menos podemos aprender a convivir con él.
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