Los tránsitos Neptuno Marte

Marte representa el principio del yo actúo y rige nuestra forma de actuar cuando expresamos las necesidades del Sol. También simboliza el instinto sexual, tanto en el hombre como en la mujer. Cuando Neptuno transite este punto, sobre todo cuando se trate de un aspecto inarmónico, no hay duda de que nuestro concepto sobre la acción cambiará. ¡E incluso es posible que ni siquiera sepamos muy bien lo que estamos haciendo! Neptuno aporta una energía insidiosa. En otras palabras, es como si poco a poco y de una forma realmente sutil, fuese acabando con toda nuestra energía, y esto es algo que puede hacer que parezcamos desorganizados y olvidadizos. Y, en lo que se refiere al instinto sexual, no hay duda de que también tendrán lugar algunos cambios a este respecto.
Si Marte está situado en un signo poderoso o está bien aspectado, en cierta forma, quizás pueda llegar a reajustar los instintos sexuales. Es probable que aquellas personas con escasos deseos sexuales, todavía tengan menos, o quizás ninguno. Aquellos cuyos impulsos sexuales estén inhibidos, durante esta época tenderán a volverse mucho más propensos a las fantasías, dado que Neptuno representa nuestras fantasías, nuestros sueños, nuestras ilusiones y desilusiones, así como nuestra inspiración. Y, por ello, de repente, todo cuanto esté relacionado con el sexo se volverá mucho más propenso a las fantasías. Algunas personas desean materializar sus fantasías, mientras que otras sienten miedo de éstas. Puesto que Marte simboliza el principio de la acción, no hay duda de que en algunos signos tendrá menos energía que en otros.
No nos gusta que nada se interfiera en nuestros impulsos sexuales, ya que a menudo solemos mostrarnos bastante sensibles a este respecto. Cuando empieza a aparecer el desinterés en el sexo, cuando una mujer ya no siente deseos de compartir su cuerpo con su pareja, o cuando un hombre se siente impotente, ¡las personas empiezan a angustiarse! El instinto sexual está cambiando: nuestros valores se están volviendo más espirituales.
Cierto hombre, que era soltero, tenía unos treinta y pocos años cuando tuvo lugar este tránsito. Empezó a acostarse con todas las chicas que conocía, buscando algo especial que era incapaz de expresar. Pero ninguna actividad sexual le resultaba lo bastante especial. También empezó a perder fuerzas y, a medida que iba aumentando la tensión, el sexo se iba volviendo cada vez más decepcionante. El tránsito de Neptuno suele afectar interiormente y esto es algo que él no comprendía. Necesitaba cambiar sus valores con respecto a la sexualidad. Parecía sentir una gran culpabilidad en el terreno sexual, provocada probablemente por una severa educación religiosa. Tenía que tomar conciencia de esta influencia; debía enfrentarse a su indiscriminada actividad sexual y a su incapacidad para conservar una relación, incluso durante cortos períodos de tiempo. Estaba buscando respuestas en el exterior cuando, precisamente, éste era un momento en el que debería de haberlas buscado en su interior. Seguramente, la frustración que experimentaba debió de haber provocado algunos cambios en su forma de enfocar el sexo.
Si la carta astral así lo confirma, este tránsito puede hacer que la persona tienda a refugiarse en sus propias fantasías en lugar de intentar exteriorizar sus acciones. Si Marte también aspecta al Sol, a la Luna, o incluso al Ascendente, tanto la apariencia de esta persona (el Ascendente) como la espiritualidad (el Sol) o las necesidades emocionales (la Luna) se verán afectadas por este transito. La energía se vuelve más complicada y tiende a involucrar muchos otros aspectos de la personalidad. Puede reflejar un período durante el cual el sujeto experimenta una acusada tendencia a soñar despierto, a la visualización y a la meditación, aunque con una gran dosis de fantasía. No sólo tiene que tratarse de fantasías sexuales, también pueden tener lugar otro tipo de fantasías como, por ejemplo, con respecto al proceso de la vida.
Marte era el antiguo regente de Escorpio, el signo de la muerte, de la destrucción y la regeneración. El esperma o la «semilla» simboliza la vida que forma parte de nosotros. No se trata de algo que engendremos conscientemente, sino de algo que ya poseemos. La fuerza de la vida, tanto para dar a luz, como para proporcionar el esperma necesario para engendrarla, está simbolizada por la figura del dios hindú Shiva. Es el Señor de la Muerte, de la Destrucción y la Regeneración. Baila la danza de la vida y de la muerte y, mientras está bailando, el esperma no deja de fluir, aunque, sin embargo, la parte superior de su torso es femenina. No todas las reproducciones de Shiva incluyen estas imágenes, pero de lo que no puede existir ninguna duda es de que su danza es una gloriosa danza de la vida y de la muerte. Su danza no simboliza un miedo destructivo hacia la muerte, sino más bien una continuidad de la vida y del flujo universal. Y esto es algo que a los occidentales les resulta muy difícil de llegar a comprender.
El tránsito Neptuno-Marte es un tránsito que suele hacernos pensar sobre la continuidad de la vida; es decir, sobre la fuerza vital, anteriormente simbolizada por Marte. Aunque el simbolismo de la astrología haya cambiado, aunque en la actualidad Escorpio tenga otro regente, e incluso aunque muchos astrólogos sólo vean a Marte como a un planeta destructivo y maléfico, la vida sigue. Bajo un tránsito Marte-Neptuno, en el fondo, siempre tendemos a preguntarnos en qué consiste la vida.
Algunas personas no se lo preguntan; algunas se enfrentan a su propia incapacidad de funcionar sexualmen-te, creándose una gran cantidad de tensión a sí mismas, mientras que otras opinan que hay que materializar las fantasías, puesto que esto forma parte de la libertad. A veces, durante esta época, algunas personas son capaces de superar grandes bloqueos a la hora de expresar su sexualidad, dado que los miedos y las precauciones, algo tan característico de Saturno, se ignoran totalmente y la personalidad tiene la oportunidad de poderse expresar a sí misma. No obstante, debería de existir un equilibrio, puesto que resulta muy duro tener que convivir con un exceso de promiscuidad como parte de nuestro pasado. Lo más importante que pueden llegar a enseñarnos todas estas aventuras sexuales es que el sexo tan sólo se convertirá en lo que nosotros queramos que se convierta. Podemos convertirlo en algo tan mágico y especial o en algo tan aburrido y monótono como deseemos.
A la hora de interpretar este tránsito, siempre deberemos tener en cuenta la edad de la persona. Una chica soltera de veinticinco años, que ya no esté en casa de sus padres y que viva en la ciudad de Nueva York, durante este tránsito, seguramente pasará por algunas experiencias sexuales. Una mujer casada de cuarenta y cinco años puede tener alguna aventura fuera del matrimonio, pero también puede estar replanteándose la relación con su marido. El hombre actuará de manera similar; es decir, que no reaccionará igual a la energía de Neptuno si está compartiendo una relación sana con alguien que, si por el contrario, está libre como el aire.
Un adolescente tan sólo podrá reaccionar frente a esta energía de acuerdo con su edad. En los años cincuenta, cuando estaba en el instituto, experimenté una cuadratura de Neptuno hacia mi Marte natal. En esa época, so-cialmente, no estaba muy bien visto el «tontear» con los chicos, pero yo tenía unas fantasías realmente maravillosas de cómo sería el acto sexual, si es que alguna vez llegaba a hacerlo. Los besuqueos se convirtieron en una maravillosa experiencia, mientras devoraba novelas de amor. Si hubiese nacido algunos años más tarde, mis padres hubiesen tenido muchísimos más motivos para preocuparse, pero tanto mi generación como mi entorno me mantuvieron a salvo.
Dentro de la actual estructura social, los padres deberían tener mucho más en cuenta estos tránsitos. Sin embargo, algunos padres proyectan demasiadas cosas sobre sus hijos sin preocuparse siquiera de su grado de desarrollo. Incluso, aunque un tránsito Neptuno-Marte esté afectando a una joven adolescente, ésta no responderá sexual-mente a no ser que esté preparada para ello. Hay muchas adolescentes que todavía no están dispuestas a tener experiencias sexuales, aunque sus padres puedan temer que sí lo están. Aquí la clave consiste en educarlas con grandes dosis de cariño y comprensión.

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