Los tránsitos Saturno Urano

En la carta astral, la posición de Urano indica un modelo de comportamiento. La forma en cómo reaccionéis frente a vuestra generación dependerá de los aspectos que reciba Urano de vuestros planetas personales. Cuando Saturno forme una conjunción, una cuadratura o una oposición con vuestro Urano natal, deberéis plantearos muy seriamente cambiar de comportamiento. Si os habéis estado comportando de una forma que no se complementa con vuestro Marte, con vuestro Sol, con vuestra Luna o vuestro Ascendente, éste puede llegar a convertirse en un período realmente difícil. Es un momento en el que se recoge lo que se ha sembrado y durante el cual tenemos la oportunidad de modificar nuestra forma de actuar. Se trata de un tránsito muy fácil de comprender; Urano podría simbolizar vuestra tendencia a la obstinación, a la excentricidad o a la testarudez. ¿Con respecto a qué os estáis mostrando obstinados, excéntricos o testarudos? ¿De qué manera os estáis presentando a vosotros mismos que pueda no resultar popular frente a las figuras de autoridad, a los hombres en general, o a la gente que forma parte de vuestras vidas? ¿Cómo podéis cambiar? Saturno activará y cristalizará un cambio de comportamiento.
Obviamente, este tránsito es mucho más serio cuando vuestro Urano natal también aspecta a los planetas personales. Si el Sol, la Luna o el Ascendente se hallan involucrados, estaréis aprendiendo algo sobre las características del comportamiento de Urano, al mismo tiempo que, por ejemplo, también investigaréis las particularidades de un tránsito Sol-Saturno. Ciertamente, la cristalización tendrá bastante que ver con la madurez.
A una persona casi la matan durante una conjunción, por tránsito, Saturno-Urano. Pero, antes de que podáis interpretar mal, debéis tener en cuenta que, en su carta astral, Urano estaba situado en la casa I y cuadrado a la Luna. A esta dienta casi la mató un amante debido a la falta de comunicación existente entre ellos. Éste se sentía tan frustrado a causa de sus propios tránsitos que ya ni siquiera podía hablar. Otro astrólogo le aconsejó que abandonase la ciudad cuando Saturno se pusiese retrógrado, dado que este planeta regresaría sobre su Urano natal y volvería a poner de relieve este aspecto. Sin embargo, esta persona quería aprender algo de esta experiencia y no tenía ninguna intención de irse. De hecho, mi dienta no podía comprender porqué era necesario que abandonase la ciudad, ya que si la predestinación era una realidad, fuese donde fuera, la muerte, simbolizada por este tránsito seguiría persiguiéndola. Así pues, en lugar de huir, mi dienta se enfrentó a la situación, habló con su amante, se disculpó por algunas de las decisiones equivocadas y egoístas que había tomado en el pasado (el tipo de decisiones que suelen adoptar las personas con una cuadratura natal Urano-Luna) y, en lugar de que la matasen, aprendió a convertirse en una persona mucho más madura emocionalmente. Durante un tránsito de Saturno, podréis aprender a comprenderos a vosotros mismos y, en consecuencia, también conseguiréis evolucionar.
Pero también hay otras personas que experimentan un tránsito Saturno-Urano y que no tienen porqué enfrentarse a la muerte. Incluso alguien que tenga a Urano cuadrado con la Luna, de nacimiento, no tiene porqué vivir una experiencia en absoluto parecida a la anteriormente descrita. Este caso tenía la particularidad de implicar varios planetas natales situados en la casa I. Si estos mismos planetas hubiesen estado situados en la casa II y la casa VI, el tránsito hubiese afectado a un ámbito de la vida completamente distinto. El caso es que Saturno tan sólo puede disciplinar aquello que debe ser disciplinado. Pero, si el comportamiento ha sido franco y abierto hasta el momento, si no ha sido demasiado excéntrico, entonces, el tránsito tan sólo podrá favorecer un crecimiento personal que necesita ser realizado. El astrólogo se encuentra en una posición muy precaria siempre que interpreta los tránsitos bajo un punto de vista fatalista. Los astrólogos deberían recordar que todos gozamos del libre albedrío y que lo que deberían hacer con un consultante a punto de pasar por un tránsito, cargado de tensiones y de dificultades, es aconsejarle sobre la potencialmente constructiva, o no tan constructiva, posibilidad de utilizar la energía de la que dispone. El consultante es lo bastante maduro como para poder tomar sus propias decisiones en cuanto a la forma en que desea utilizar esta energía.

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