Significado general de la Casa I

La primera casa indica la conformación física, las tendencias psicológicas, las disposiciones del alma, de la personalidad y del carácter del individuo, y nos señala el curso general de su existencia. El primer campo nos proporciona informaciones sobre el libre albedrío individual, sobre las capacidades de luchar por la supervivencia, sobre la resistencia física, sobre la voluntad; en esta evaluación es determinante considerar también el dominante planetario, es decir los influjos de los planetas que forman aspectos con el punto naciente (Ascendente). El primer campo representa la extensión de un polo del eje Ascendente-Descendente, que nos permite evaluar cómo (equilibradamente o en tensión) se ubica el individuo en la sociedad que lo rodea y cuáles son las reacciones de la sociedad misma en relación con él y sus actitudes.
El análisis del eje mencionado permite esclarecer si existe en el individuo la capacidad de comunicarse con las personas y de adaptarse a las exigencias del prójimo. Los astros en conjunción con el Ascendente aumentan la importancia de la primera casa, en desmedro de la casa séptima (Descendente). En todo caso, la persona considera que ella es más importante que los individuos y el ambiente que la rodean, se demuestra inadecuada para las colaboraciones y a veces para la institución matrimonial. Si posee algunos planetas en el Ascendente, el individuo se crea un verdadero cascarón, en el que vive una feliz soledad, sin sentir la mínima necesidad de buscar al prójimo. En los casos en que Júpiter o el Sol son ascendentes, la autosuficiencia psicológica halla una motivación en el orgullo, como expresión de la expansión del yo.
Debe quedar bien claro el concepto de que el punto ascendente del horóscopo y la extensión de esta primera casa no deben ser considerados unilateralmente, sino que deben encuadrarse en el equilibrio de fuerzas expresado por los factores y las configuraciones presentes en el mapa; recordemos siempre que a ese punto angular fundamental que es el Ascendente, se le contrapone otro importante punto angular llamado Descendente (cúspide de casa VII) y que sería errado considerar al yo (Ascendente) separado del (Descendente).
A menudo surge la pregunta sobre la mayor importancia del signo Ascendente o del signo ocupado por el Sol, desde el punto de vista interpretativo. No es posible limitar un juicio, por evaluación caracterológica o de otro tipo, simplemente al significado de la posición zodiacal del Sol y del Ascendente. Por lo tanto, no es aconsejable emitir juicios sin haber estudiado primero el elemento dominante, el dominante planetario, los aspectos astrológicos entre los planetas y la posición de los astros en los signos y en las casas que pueden modificar la psicología del individuo.
Con todas las limitaciones que este planteo puede tener, podemos de todos modos afirmar que el signo del zodíaco en el que se halla el Sol indica el modo en que se manifiesta la energía zodiacal relativa, mientras que el punto naciente o surgente (signo del Ascendente) resume lo que el individuo puede expresar o efectuar en el curso de su existencia. El Ascendente es el instrumento musical que el sujeto utiliza para su concierto y el signo solar es la partitura, el tipo de música, armónica o disonante, que el nativo deberá ejecutar con el instrumento del que dispone. Puesto que el Ascendente forja la impronta física y psicológica, el carácter manifiesto, y es una especie de brújula que índica las direcciones precisas que se deberán tomar, es más importante que el signo donde está ubicado el Sol, y que las energías de este astro, que quedan más o menos latentes, a diferencia de aquéllas de la primera casa.

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