Tauro y Escorpio

Signos opuestos y complementarios

Escorpio y Tauro
El segundo y el octavo signo del zodíaco muestran puntos en común y diferencias extremas. Estas semejanzas y diferencias no resultan espectaculares ni flagrantes; pero son indispensables para la vida y se manifiestan a través del instinto de supervivencia, por un lado procreador y protector, y por otro, mortal y destructor.

Antinomia entre los signos de Tauro y Escorpio

El nativo de Tauro es víctima de una especie de resistencia pasiva, pero muy intensa, a la muerte, la destrucción y el aniquilamiento de todo lo que significa la vida, su vida y su ser, mientras que el de Escorpio, instintivamente, aspira a expulsar todo lo que no le parece vital, necesario, útil y esencial para la vida en general, pero sobre todo para la suya, su existencia y, particularmente, para su ser sobrio o purificado, desprovisto de cualquier dependencia o condicionamiento, de cualquier coacción exterior. Evidentemente, en este caso, describimos el retrato ideal del nativo de cada uno de estos dos signos, lo que cada uno de ellos es de modo absoluto.

En el vivir de cada día, el nativo de Tauro casi siempre se conforma con vivir fuertemente anclado a la realidad material. A veces, su fuerza física y/o moral de resistencia es tan grande que manifiesta una obstinación, una tozudez y una terquedad, que nada ni nadie puede alterar ni quebrantar. En cambio, el nativo de Escorpio se caracteriza por una voluntad de desprenderse de contingencias materiales, físicas y/o morales, sin temer volver a cuestionarlo todo, tanto respecto a sí mismo como respecto a su entorno, para convertirse en una nueva persona. En efecto, los dos actos naturales y físicos que, a un nivel simbólico, se identifican por una parte con el signo de Tauro y, por otra, con el de Escorpio, corresponden a un principio y a un fin que a su vez es un nuevo comienzo.

Nos referimos al acto de procreación, que se relaciona con el signo Tauro, omnipresente en el período del año en que la Tierra y sus moradores son fecundos, fértiles y prolíficos, y al alumbramiento, por supuesto consecuencia de la cópula, y que se produce según los procedimientos y los principios que se atribuyen al signo Escorpio. En resumen, se puede decir que el signo Tauro es el del apego, el acoplamiento y la unión, mientras que el signo Escorpio se revela como el del desapego, el desgarramiento y la separación. El primero quiere durar y aspira a que todo lo que ama, ve, toca, realiza y posee, dure eternamente si es posible.

También intenta buscar la seguridad. No corre ningún riesgo. Preserva, conserva y acumula. Se inscribe dentro de una continuidad y una normalidad sanas. En cuanto al segundo, quiere desprenderse de todo lo que ha heredado y no le pertenece, de lo que no ha creado o producido con sus propias manos. Rechaza, rehusa y expulsa todo lo que le induce, le fuerza o le obliga a algo, hasta convertirse en un alma pura, despojada de cualquier sustancia extraña. Rompe con todo lo que es y parece inmutable.

Atracción entre los signos de Tauro y Escorpio

Pero en el acto de procreación relacionado con el signo Tauro, también hay una expulsión: la de la semilla. Ahora bien, el período del año durante el que uno se sacrifica, siembra y entierra el mejor grano o semilla con el fin de obtener una buena cosecha, corresponde al signo Escorpio. De tal manera, los signos Tauro y Escorpio están íntimamente unidos en un proceso de transmisión de la vida, del ciclo de la vida, de amor y de pasión por la vida, a la que el primero se abandona, pero a la que el segundo se resiste. El nativo de Tauro debe primero tener para luego ser o, dicho de otra manera, no puede pensar en lo que es mientras no se siente seguro.

Ahora bien, para eso, todas sus necesidades vitales deben estar cubiertas. El nativo de Escorpio primero debe ser para luego, eventualmente, tener. Debe ser a toda costa, convirtiéndose en dueño de su instinto, en vez de verse guiado por sus instintos. Pero, en ambos casos, estamos en presencia de un instinto de vida que también se trata de un instinto de muerte; puesto que si el nativo de Tauro quiere a cualquier precio procrear, reproducirse y tener una descendencia, lo hace para ser más fuerte que la muerte y para vivir con sus hijos más allá de la muerte.

Y si Escorpio está dispuesto a sacrificar su mejor grano, también es para desafiar y vencer a la muerte, siendo el origen de una renovación que él mismo ha producido.
Por tanto, estos dos signos tienen en común el hecho de resistirse a la muerte. El primero lo hace demostrando un instinto de supervivencia que le lleva a procrear, y el segundo dando pruebas de un instinto de vida que le induce a sacrificar lo más valioso que tiene.

Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, cuya carta astral nos indica que nació un 6 de mayo bajo el signo Tauro con ascendente Escorpio, encarna esta ambivalencia del instinto de supervivencia y de vida que, por una parte, le conduce a vivir de forma bastante conformista y bajo una preocupación por preservar lo adquirido, a la vez que intenta indagar en la conciencia humana hasta sus últimos reductos, en este caso, con cierto inconformismo.

La obra y los trabajos de Freud subrayan una voluntad de comprender y explicar las perversiones mentales y de comportamiento del individuo, encontrándole justificaciones. Su actitud, entonces, procede de un marcado interés por todo lo que parece contra natura en el ser humano con el objetivo de convertirle en normal. En él, pues, prevalece el signo Tauro.

Las características opuestas y complementarias de los signos Tauro y Escorpio

Tauro Escorpio
Sensualidad pasiva e intensa Sensualidad activa e impulsiva
Fijar, retener, conservar Desprenderse, expulsar, rechazar
Necesidad de seguridad, de paz, de tranquilidad Menosprecio del riesgo, gusto por la provocación, la pasión
Tener, poseer, acumular Ser, despojar, destruir
Espíritu práctico aplicado a producir y construir Lucidez crítica e instintiva, voluntad de regeneración
Ideas fijas y rechazo de todo lo que es contra natura Ideas originales, carácter inconformista e inquisidor
Gusto por el bienestar y los placeres sencillos y sanos Sed de experiencias y de sensaciones nuevas, insólitas, extremas
Sentimientos constantes, sin complicación Deseos y sentimientos complejos, a veces perversos
Rechazo de cualquier cambio Aspiración a la renovación

Una idea sobre “Tauro y Escorpio

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