Abrir las ventanas de una casa para airearla (o poner un objeto a la intemperie con tal fin) es como abrir las puertas de la mente a otras ideas.
Esta acción debe interpretarse como una búsqueda de la verdad, como una necesidad de intercambiar opiniones, propia de un espíritu abierto y curioso.
Esta acción debe interpretarse como una búsqueda de la verdad, como una necesidad de intercambiar opiniones, propia de un espíritu abierto y curioso.