La lechuga simboliza la modestia. Si la comemos, quiere decir que tendemos a mostrarnos orgullosos y a reclamar halagos por todo lo que hacemos.
Lavarla, por el contrario, señala que nos gusta pasar desapercibidos, que nos sentimos satisfechos con nosotros mismos y que no buscamos que los demás nos aplaudan.
Lavarla, por el contrario, señala que nos gusta pasar desapercibidos, que nos sentimos satisfechos con nosotros mismos y que no buscamos que los demás nos aplaudan.