Lo peculiar en las zancadillas es que, quien la ejecuta, se limita a convertirse en obstáculo ante el avance de otra persona. No hay en ella agresión directa, es la misma velocidad del caminante y su inercia, lo que le lleva a la caída.
Si nos ponen una zancadilla en sueños, quiere decir que no nos sentimos seguros de nuestro desempeño laboral, que perdemos confianza ante la imagen de posibles obstáculos que nos pudieran surgir.
Si somos nosotros quienes la hacemos, indica que ante las virtudes de alguien del entorno nos sentimos molestos.
Si nos ponen una zancadilla en sueños, quiere decir que no nos sentimos seguros de nuestro desempeño laboral, que perdemos confianza ante la imagen de posibles obstáculos que nos pudieran surgir.
Si somos nosotros quienes la hacemos, indica que ante las virtudes de alguien del entorno nos sentimos molestos.