No sólo un ser predestinado es capaz de prever sucesos futuros. Todas las personas poseemos, en mayor o menor grado, lo que se conoce como intuición. A través de ella podemos obtener un conocimiento instantáneo de una verdad, hecho o idea, sin la participación del razonamiento. Se trata de una especie de visión subjetiva conectada directamente con las emociones internas.
Esta facultad de la mente superior suele ser una guía infalible. Todos, alguna vez, hemos tenido, por ejemplo, un sueño que hizo realidad la presentida certeza de que recibiríamos noticias de alguna persona; noticias que, luego, efectivamente llegaron. Todas estas señales cotidianas varían de una persona a otra. Algunos tienen muy desarrolladas sus percepciones pudiendo intuir negocios; otros, con sólo ver a alguien sospechan o perciben enfermedades o problemas.
Existen quienes se alteran por presentir que va a ocurrir un accidente. Naturalmente, estos dones pueden ejercitarse y desarrollarse, para lo cual es necesario prestar atención a nuestro interior y determinar cuándo un fenómeno de esta naturaleza es verdadero y cuándo ocasional.
Cada signo posee un potencial oculto que es posible manejar. Los signos de Fuego, por ejemplo, poseen una extraordinaria telepatía para transmitir sus pensamientos a otros seres: Aries, a sus seres queridos; Leo, a seres queridos lejanos; Sagitario, a los grupos. Además, estos signos tienen un radar especial para detectar asuntos de dinero. Los signos de Tierra, Tauro, Virgo y Capricornio, son los más arraigados al plano material y, por lo tanto, los más necesitados de poseer. Por ello, predicen generalmente sobre sí mismos.
Desde el elemento Aire –Géminis, Libra y Acuario– pueden continuar su necesidad de comunicación telepáticamente. Los más emocionales, desde el elemento Agua son los, por naturaleza, más intuitivos: Cáncer, detectando enfermedades; Escorpio, calamidades para el futuro y Piscis, desde sus sueños, presagiando tanto la vida como la muerte.