Su lema es: Todo es Mente
Hemos dicho en varias ocasiones que los pensamientos son cosas, energía que tarde o temprano termina plasmándose en forma material. De acuerdo con la calidad de estos pensamientos en nuestra vida, se manifestarán enfermedades, surgirán tropiezos, sucederán desgracias, tendremos buenas ganancias, viviremos alegrías, etc. Todo ello dependerá de lo positivo o negativo de nuestra mente.
Somos los productores de lo que nos sucede. Dentro de nuestro libre albedrío estamos permanentemente «decretando» nuestro devenir.
La primera infracción, entonces, la cometemos con pensamientos nefastos, agresivos, envidiosos. Estas mismas condiciones las veremos suceder en lo exterior, y nos rodearemos de aquellas personas que reflejen nuestros pensamientos interiores.
El ser imagen y semejanza de Dios significa que somos creadores como Él. El creó los universos con su mente; por ello hablamos de Mente Rectora o Creadora. Del mismo modo, estamos creando continuamente nuestros propios universos. Será cuestión de elegir qué clase de vida y en qué mundo queremos vivir.
Cómo armonizar con este principio
Podemos elegir cambiar nuestro estado actual invirtiendo el contenido de nuestros diarios pensamientos negros en forma disciplinada y autosostenida.
Cuando dejemos de creer lo que el sensacionalismo y los medios de comunicación intentan inculcamos, y perdamos el miedo, cambiará nuestra posición mental descubrien-do la verdad subyacente que es la Voluntad de Dios: un Cosmos (dentro del cual estamos inmersos) perfecto y armónico. Manteniendo esta verdad presente en nuestra mente y negando lo que se contraponga a ella veremos manifestarse en forma positiva esta ley en nuestra vida cotidiana.