Libra Buey

La Bella y la Bestia

Este sujeto es una auténtica tormenta de contradicciones. Todo detalle debe ser perfecto, toda línea bien derecha y todo defecto cuidadosamente ocultado. Hay que desterrarlas debilidades, erradicar la pereza. Sin embargo, bajo esta perfección aparente el Libra Buey esconde un secreto. En la superficie, este nativo es todo eficacia y pujanza, ejemplo y seguridad. ¿Y por debajo? Un hormiguero de emociones opuestas. La pureza fascina a este ser honesto. «No quiero complicaciones», afirma. Dice que necesita calma y que no puede vivir en medio de la agitación. Sin embargo, los Libra Bueyes viven metiéndose en embrollos emocionales. Pese a que parecen estar por encima de todo eso, la locura les atrae, la complejidad actúa sobre ellos como un imán.
Lo cierto es que los Libra nacidos en un año del Buey son fundamentalmente amables. La belleza les atrae irresistiblemente y no pueden evitar esta propensión. Sueñan con una vida perfecta, con niños y animales limpios y educados, una decoración magnífica, un suave fondo musical, comidas suntuosas, una mesa Luis XV cargada de manjares, una pareja sensible y fascinante que lo enorgullezca ante el mundo e inclusive una familia política que se porte bien. Pero los Libra Bueyes son demasiado inteligentes. Saben perfectamente que, en cuanto hayan conseguido ese precioso castillo de naipes, la más leve brisa lo destruirá.
La decepción es el principal enemigo de estos nativos. Siempre descubren que los demás son menos impecables de lo debido. Con frecuencia son desilusionados por las personas a las que aman, y no obstante no cesan de exponerse a nuevas desilusiones. Cuando sabemos que hay ciertas cosas que nos decepcionan, por lo general tratamos de evitarlas. Pero no es ese el proceder del Libra Buey. Obstinado, y al parecer sin ninguna premonición de la catástrofe inminente, el Libra Buey despierta después de sufrir monstruosos accesos de dolor y desencanto, tambalea, se pone de pie y vuelve a comenzar, con la esperanza de que la próxima vez sea diferente. Pero la próxima vez es exactamente igual a la anterior. Sólo el escenario cambia.
Estos sujetos son narradores maravillosos. Clavados a la silla, pendientes de sus labios, escuchamos al Libra Buey contarnos sus desgracias y los golpes que le han propinado la vida, la familia y los amigos. ¿Cómo? ¿Este individuo calmo, modesto, ingenuo y simple ha tenido una vida tan extraña? ¿Este rústico corazón abriga emociones tan barrocas? Francamente, cuando uno ve a un Libra Buey en toda su gloriosa sencillez, se pregunta de dónde sale tanta complejidad.
La vida de este nativo, de más está decirlo, gira alrededor de la familia. No será una persona mundana ni nocturna. Prefiere la casa (con todas sus complicaciones relativamente manejables) a la locura del mundo exterior. A veces, con un poco de suerte, este Buey (y sólo porque ha nacido bajo el signo de Libra) llegará, en cierta medida, a distanciarse de sus emociones. Entonces, con la elocuencia natural que le fue otorgada al nacer, podrá volverse excesivamente chistoso.
Libra habla mucho, pero sin arte. El Buey, en cambio, habla poco pero formula y articula hábilmente sus ideas y pensamientos. De lo cual resulta que el Libra Buey es de los que poseen eso que se llama «el don de la palabra». Este individuo sabe servirse de las palabras con sabiduría.

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