Cómo reconocer a un ojeado

La sabiduría popular ha recopilado diversas formas de detectar un aojamiento. Entre otras, éstas son las más comunes:
• El brillo de la mirada: mirar al ojeado y observar si su mirada tiene la vitalidad habitual. El brillo de la mirada es un índice inequívoco de buena salud general, (física, psíquica y espiritual). Por el contrario, una mirada apagada, sin vida, es señal inequívoca de debilidad y puede ser indicio de un aojamiento.
• la rotura de un objeto protector: si la persona lleva un objeto protector consigo, talismán o amuleto, cruz, etc. y éste se rompe sin causa lógica, eso significa que ha recibido un maleficio por aojamiento y que la persona ha quedado a salvo de él, dado que el daño ha recaído en el objeto, que por eso se ha roto. En este caso, lo que hay que hacer es reemplazar inmediatamente el objeto protector por otro.
• La prueba del aceite: es una de las más populares. Se procede de esta forma: hay que tomar una botella de aceite de oliva y hacer en ella tres cruces sobre un recipiente lleno de agua. Luego, se echa un poco de aceite en una copa pequeña y, con los dedos índice y medio, se hace una cruz sobre la propia frente o la del aojeado. Después, se introducen ambos dedos en la copa y se deja caer una gota de aceite sobre el recipiente de agua y, a continuación, una segunda gota. Si el aceite se comporta de forma extraña, extendiéndose o hundiéndose, la persona en cuestión tiene mal de ojo. Si el aceite flota por encima del agua, de forma normal, no lo está.

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