En un patio lleno de niños, es fácil distinguir a un Aries.
Es el que está organizando a los demás y dirigiendo la acción.
O tal vez, él y varios de sus secuaces estén explorando, girando piedras del suelo, buscando algún bicho interesante.
El niño Aries, al igual que el adulto, no tiene miedo de nada; yeso hará que cualquier padre sobreprotector pierda los nervios.
Cuando él o ella no obtienen lo que desean, tenga cuidado con sus explosiones de mal humor.
Pero cuando se encuentra a gusto, es un niño divertido, amoroso y tierno.
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